“En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, pero el mundo no la conoció. La Palabra vino a lo suyo, pero los suyos no la recibieron.” (Juan 1:10-11)
¿Le ha pasado a usted esto antes? Empiezas a trabajar en un proyecto de grupo y los que están supuestos a ayudarle deciden abandonarlo durante el proceso. Ahora estás solo. No hay ayuda y no hay mucho tiempo antes de la fecha de entregar el proyecto. La necesidad de dormir se reemplaza por la necesidad de terminar a tiempo. Usted decide pasar la noche entera trabajando en el proyecto para asegurarse de que está bien.
El profesor pregunta, “¿Cuál fue su contribución a este proyecto?” Usted se vira y responde, “Hice todo el trabajo.” De repente, sus “socios” lo rechazan y deciden no hablar con usted otra vez. Aunque sus intenciones eran buenas, no les importa. Aunque su estrategia original incluía a todos, ellos deliberadamente decidieron no participar. Si usted ha sentido el dolor del rechazo, sabe cuánto duele esto. Si usted sigue a Jesús, el rechazo de otros es inevitable.
Jesús es Él que creo todas las cosas. Pablo escribe, “Para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas, y a quien nosotros pertenecemos; y un solo Señor, Jesucristo, por medio de quien existen todas las cosas, incluso nosotros mismos” (1 Corintios 8:6). Es difícil de entender y aún más difícil de creer que aunque Jesús creo todo, Él fue despreciado y rechazado por Su propia creación. Esto no era territorio nuevo para el Señor. Los profetas del Antiguo Testamento luchaban con este mismo rechazo y rebelión mientras que ellos proclamaron la Palabra de Dios a Israel. Isaías declaró, “Todo el día tendí mis manos hacia un pueblo rebelde, un pueblo que va por mal camino y en pos de sus pensamientos” (Isaías 65:2).
¿Se puede imaginar la gran tristeza en el corazón de Dios? Dios envió los profetas a Su pueblo Israel para darle dirección, pero el pueblo decidió rechazar a su Mesías. Dios le envió varios más para comunicarle Su Palabra pero los resultados fueron los mismos—rechazo, rechazo y más rechazo. La creación rechazó a su Creador. Esto es increíble.
Repase: Abra su Biblia y lea Jeremías 7:25-27
Reflexione: Considere lo siguiente: ¿Cómo describió Dios a las personas en Jeremías 7:25-27? ¿Qué hicieron? ¿Qué no hicieron?
Responda: En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”
Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.