Life in the Vineyard Devotional

The Christian life is about a person, Jesus Christ. Jesus is the source of life and the author of the Christian faith (John 1:1-4). The focus of our faith is in a life-giving relationship that grows by faith. Everything around us, and I do mean everything, will attack this life-giving relationship.

What I would like to share with you over the next 30 days is how God has used a simple metaphor to help us understand the simplicity of the Christian life. Whether you’ve trusted Jesus Christ as Savior just a few minutes ago or you have known Him for more than 30 years, everything you need to live the Christian life still flows from the presence of Christ within you.

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Life in the Vineyard by Marcel Sanchez

Ven y mira

“Al día siguiente, Jesús quiso ir a Galilea, y halló a Felipe y le dijo: ‘Sígueme.’ Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Y Felipe halló a Natanael y le dijo: ‘Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, y también los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.’ Natanael le dijo: ‘¿Y de Nazaret puede salir algo bueno?’ Y le dijo Felipe: ‘Ven a ver.’ ” (Juan 1:43-46)

Visitar el zoológico puede ser una manera muy buena para pasar el tiempo con su familia. Algunos de los animales son visibles durante el día. Otros prefieren salir de noche para evitar los grupos de personas. Cuando los que se están escondiendo salen, las personas empiezan a llamar a su familia y gritan, “Ven y mira.” Ellos quieren que cada persona en su familia, tanto los jóvenes como los ancianos, vean la acción con ellos.

Cuando Jesús empezó a ganar discípulos, estas personas tenían que pensar cuidadosamente en el significado de Su presencia. Es posible que pensaran, “Esto es demasiado bueno para ser verdad.” Los discípulos desafiaron y animaron a otros para que vieran a Jesús por sí mismos. No solamente querían hablar de Jesús, querían que otros lo vieran en acción.

Las personas quieren ver a cristianos reales en acción. Están cansados de ver promesas vacías, planes ambiciosos y estilos de vida hipócritas. Cuando las personas observan la vida de un creyente genuino, es algo para admirar. Desafortunadamente, los malos ejemplos superan los buenos.

No se equivoque. Su vida influencia a otros para seguir a Jesús o abandonarlo. Cuando usted pierde su trabajo o sufre de problemas de salud, otros están mirando. Cuando corregimos a nuestros hijos o hablamos con nuestro cónyuge en público, otros están observando. Cuando se presenta la oportunidad de ayudar a alguien en necesidad, sus acciones hablarán más alto que sus palabras.

Alguien le puede decir a su familiar, “Encontré a una persona que dice que es un Cristiano. Ven y mira.” Si llegan, ¿qué van a encontrar en su vida que refleja a Cristo en su trabajo? ¿Cuáles hábitos pudieran observar durante la semana? ¿Serían capaces de decir que usted confía en Dios en cada área de su vida? ¿Podrían ver generosidad y amor sacrificial en su vida?

Repase:  Abra su Biblia y lea Salmo 1:1-6

Reflexione:  Considere lo siguiente: ¿Cómo pudiera fortalecer mi carácter si me deleito más en la palabra de Dios?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

 

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.

Tráelo a Jesús

“Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Éste halló primero a Simón, su hermano, y le dijo: ‘Hemos hallado al Mesías (que traducido significa ‘el Cristo’).’ Entonces lo llevó a Jesús, quien al verlo dijo: ‘Tú eres Simón, el hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).’ ” (Juan 1:40-42)

Todos están en fila esperando para que las puertas abran. Son las 11:59 PM en la noche del Día de Acción de Gracias. Los compradores están listos para atacar los estantes. Usted sabe exactamente dónde ir para encontrar lo que necesita rápidamente. Usted tiene una lista memorizada en su mente.

La pregunta es, “¿Dónde voy primero?” Sabiendo que el tiempo y la cantidad tienen límites, puede ser una decisión difícil. Cuando usted aceptó a Jesucristo como Salvador, ¿a quién le dijo primero de su transformación? Posiblemente empezó con su familia, compañeros de trabajo o su círculo de mejores amigos. Por lo general, compartimos buenas noticias con aquellos que nos conocen mejor y así celebrar juntos.

El desafío para nosotros es estar seguros que hacemos todo lo que se puede hacer para alcanzar a toda persona. Noten la convicción profunda de Pablo, “Entre los débiles me comporto como débil, para ganar a los débiles; me comporto como todos ante todos, para que de todos pueda yo salvar a algunos. Y esto lo hago por causa del evangelio, para ser copartícipe de él” (1 Corintios 9:22-23).

Pablo era implacable en su evangelismo. Su enfoque era singular. Usted tiene un papel clave en traer a otros a Jesús. Usted podría objetar y decir, “Yo no soy Pastor, no soy un Evangelista y no soy un Maestro.” Eso puede ser la verdad, pero usted es un Embajador de Cristo.

Dios está contando con usted para hacer que otros conozcan a Cristo. Usted es la voz de Dios en un mundo de tinieblas. A pesar de todos sus dones, usted es sal y luz en esta tierra. Tráelos a Cristo. A lo mejor usted no es la persona que ora con ellos para aceptar a Cristo. A lo mejor no puede responder a cada duda que ellos tienen. Sin embargo, Dios tiene un propósito específico para usted en el proceso de ellos conocer a Cristo. Haga su parte y permita que Dios haga Su parte.

Repase:  Abra su Biblia y lea 1 Corintios 9:19-23

Reflexione:  Considere lo siguiente: Pablo hizo ajustes personales para alcanzar a todos. ¿Es usted flexible para alcanzar a otros?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

 

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.

¿Qué estás buscando?

“Al día siguiente, Juan estaba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Al ver a Jesús, que andaba por allí, dijo: ‘Éste es el Cordero de Dios.’ Los dos discípulos lo oyeron hablar, y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les dijo: ‘¿Qué buscan?’ Ellos le dijeron: ‘Rabí (que traducido significa ‘Maestro’), ¿dónde vives?’ Les dijo: ‘Vengan y vean.’ Ellos fueron, y vieron donde vivía, y se quedaron con él aquel día, porque ya eran como las cuatro de la tarde.” (Juan 1:35-39)

Es una pregunta muy popular entre empleados de tiendas comerciales. Ellos lo ven entrar por las puertas de la tienda y preguntan, “¿Le puedo ayudar a encontrar algo en particular?” Usted responde, “No, gracias. Solamente estoy mirando.” Por lo menos sabemos quién puede ayudarnos.

Hay muchas diferentes razones que las personas dan para ir a la iglesia o conectarse a un grupo pequeño. Empiezan a explorar la vida cristiana un paso a la vez y una actividad a la vez. Ellas no pueden explicarlo por completo, pero su deseo de conocer a Dios más es un factor clave.

¿Por qué va a la iglesia? ¿Por qué esta en un grupo pequeño? Jesús fue muy directo con los discípulos de Juan. Él preguntó, “¿Qué buscan?” Sin duda, Juan compartió con sus discípulos los eventos espectaculares que sucedieron el día anterior. Pero lo que ellos estaban buscando era la pregunta central. ¿Estaban buscando al Mesías o querían ver otra actividad impresionante? ¿Qué es lo que ellos estaban buscando?

Los discípulos de Juan querían aprender más acerca de Jesús. Llamaron a Jesús, “Rabí.” Jesús fue reconocido como un maestro. Los discípulos estaban dispuestos a aprender del Maestro personalmente. Estaban listos para escuchar de Sus enseñanzas. Los discípulos simplemente querían conocer a Jesús íntimamente. Las conversaciones en la calle nunca pueden compararse con las conversaciones con alguien en su hogar.

¿Por qué buscas a Jesús? ¿Estás esperando ver un programa espectacular? Conociendo a Jesús íntimamente y entendiendo Sus caminos es un proceso. No es una búsqueda mecánica. Es una relación. ¿Qué estás buscando?

Repase:  Abra su Biblia y lea 1 Corintios 4:5

Reflexione:  En oración, considere lo siguiente: ¿Cómo conoce Dios mi corazón? ¿Cómo puede esto animarme a conocerlo aún más íntimamente?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

 

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.

El Hijo de Dios

“Juan también dio testimonio y dijo: ‘Vi al Espíritu descender del cielo como paloma, y permanecer sobre él. Yo no lo conocía; pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquél sobre quien veas que el Espíritu desciende, y que permanece sobre él, es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.’ ” (Juan 1:32-34)

Es como resolver un gran misterio. Usted encuentra una pista en el camino y empieza a colectarlas. Usted hace preguntas para colectar información. Esto puede durar varias horas o tal vez semanas para entender como todo están conectadas. Pero cuando usted encuentra la última pista, todo lo demás inmediatamente se aclara. ¡Caso cerrado!

Dios le dijo a Juan que el Mesías estaba por llegar. Seguramente Juan estaba muy emocionado. El trabajo de su vida se centraba en preparar a las personas para el Mesías y crear un camino para Su llegada. Dios le dijo a Juan exactamente lo que tenía que buscar para encontrar el Mesías. Cuando Juan observó la señal prometida, el misterio fue resuelto. Ahora Juan estaba seguro que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios.

Se puede imaginar conocer a uno de sus primos de nacimiento, pero nunca entender que Él era el Mesías. Juan no pudo conocer a Jesús hasta que Dios se lo reveló. La frase, “Hijo de Dios” apunta a la deidad de Jesucristo. Esta frase apunta a Su origen divino, Su santidad, Su preeminencia, Su eternidad y su relación compartida con el Padre y el Espíritu Santo.

El Mesías fue destinado a gobernar en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Su reino no tiene fin. Su reino prevalecerá sobre toda maldad. Desde ese momento en adelante, Dios hablaría directamente a Su pueblo a través de Jesús, el Hijo de Dios. Era un momento poderoso en la vida de Juan. Aquí se encontró con el Rey de Reyes y el Señor de Señores.

Ahora Jesús pudo llevar las cosas a un nivel diferente. Jesús empezó a bautizar a las personas en el Reino de Dios por medio de la fe en Su gran obra en la cruz del Calvario. A través del poder del Espíritu Santo, Jesús empieza a cambiar vidas. Él hacía mucho más que simplemente apuntar a nuestra salvación. Jesús se convirtió en nuestra salvación.

Repase:  Abra su Biblia y lea 1 Hebreos 1:1-9

Reflexione:  Considere lo siguiente: ¿Cómo ha cambiado su vida después de conocer a Jesús? ¿Cuáles palabras describen este cambio?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

 

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.

El Cordero de Dios

“El siguiente día Juan vio que Jesús venía hacia él, y dijo: ‘Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Él es de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. Yo no lo conocía; pero vine bautizando con agua para esto: para que él fuera manifestado a Israel.’ ” (Juan 1:29-31)

Hay momentos cuando compañías tecnológicas anuncian que van a introducir un nuevo producto al mercado. Ellos crean anticipación y emoción desde el principio que anuncian el producto en el noticiero hasta el día que el consumidor sale a comprarlo en la tienda. El tiempo dedicado para discutir los detalles del producto y como se puede usar es asombroso.

En los días de Juan, todos estaban conscientes de la venida del Mesías y lo que esto significaba para Israel. Pero había un problema. Las personas querían los beneficios y la gloria de Su segunda venida antes de aceptar la realidad de Su sufrimiento en la primera venida. Esto no es algo nuevo para nosotros. Muchos quieren los beneficios antes de aceptar las dificultades.

La primera venida de Jesús no se trataba acerca de establecer Su reino para gobernar las naciones. Su primera visita era para destruir el poder del pecado, la penalidad del pecado y, eventualmente, la presencia del pecado. Jesús vino para destruir las obras de la oscuridad cuando se ofreció como el Cordero de Dios en la cruz. Él no vino para gobernar, sino para servir. El propósito de Jesús fue buscar y encontrar los que estaban perdidos.

El sacrificio de Jesús en la cruz sirvió para proveer el pago por nuestros pecados. Este sacrificio satisface a Dios perfectamente en los requisitos santos y legales. La sangre de Jesús significa que ya no tenemos que cargar el peso y la falta de esperanza de nuestro pecado. Jesús hizo el pago completo por todos los pecados—pasado, presente y futuro.

Considere la profundidad del amor de Dios para usted. Su propósito primario en llegar a esta tierra fue para proveer acceso directo al Padre. Él deliberadamente soportó el dolor y la agonía de la cruz. Como un cordero inocente, Su intención fue solucionar permanentemente el problema de su pecado. Él conocía sus limitaciones. Jesús sufrió y murió en su lugar.

Repase:  Abra su Biblia y lea 1 Timoteo 2:5

Reflexione:  Considere lo siguiente: ¿Estoy agradecido por lo que Jesús hizo por mí? ¿He aceptado a Cristo como mi Salvador?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.

¿Cuál es su motivo?

“Y le preguntaron: ‘Entonces, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta, ¿por qué bautizas?’ Juan les respondió: ‘Yo bautizo con agua; pero en medio de ustedes está uno, a quien ustedes no conocen. Éste viene después de mí, del cual no soy digno de desatar la correa de su calzado.’ Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.” (Juan 1:25-28)

¿Ha respondido a una pregunta y los que están escuchando no tienen la menor idea de lo que está diciendo? Juan el Bautista puede identificarse con usted. Su respuesta a los que lo estaban interrogando fue muy clara. Estos agentes religiosos probablemente esperaron una respuesta más elaborada. Juan dio un mensaje bien sencillo, manteniendo su enfoque en el Señor.

Sus oponentes continuaron su lista de preguntas directas. Si usted hubiera estado en los zapatos de Juan, ¿cómo hubiera respondido? Considere las siguientes preguntas. ¿Por qué obedece a Dios? ¿Cuál es su motivo detrás de su actividad? ¿Por qué lee la Biblia y participa en la iglesia? ¿Por qué entrega el primer diez por ciento de su ingreso a la iglesia? ¿Por qué está sirviendo a Dios con su tiempo, sus dones y sus habilidades?

Estas preguntas requieren retrospección. Y nos obliga a pensar acerca del centro de motivación para nuestro ministerio. ¿Estamos obedeciendo a Dios para ganar más estatus social, más dinero o aumentar nuestro poder? Juan apunta a sus oponentes al Salvador. Juan estaba haciendo su parte para proveer un camino para poder ver al Mesías. Juan estaba planificando disminuir su popularidad para glorificar a Jesús.

Regresemos a nuestra pregunta. ¿Por qué obedece a Dios? ¿Consiste la meta de su vida en proveer un camino para poder glorificar a Jesús y afectar a otros a través de su vida? Espero que sí. Y si este es el caso, tenemos que tomar pasos para quitar el enfoque de nuestra vida y dirigirlo hacia el Señor. Esto no es necesariamente algo sencillo. Nuestra cultura promueve autosuficiencia y el egoísmo.

“Pero con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí;
y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20)
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Repase:  Abra su Biblia y lea Gálatas 2:20 en su traducción.

Reflexione:  Considere lo siguiente: ¿Es la vida de Jesús visible en mi actitud y en mis acciones? ¿Cuáles pasos de fe debo tomar?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

 

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.

Una voz y un propósito

“Le dijeron: ‘¿Quién eres, entonces? Para que demos respuesta a los que nos enviaron, ¿qué dices de ti mismo?’ Juan dijo: ‘Yo soy la voz que clama en el desierto: Enderecen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.’ ” (Juan 1:22-23)

¿Ha estado alrededor de alguien que le encanta hablar? Usted le pregunta algo sencillo pero la respuesta no es menos que un pequeño libro. Si está apurado, la respuesta lo puede atrasar. Nos ayuda cuando podemos concentrar nuestra respuesta y enfocarnos en el punto. Seamos muy claros acerca de quién somos y nuestro propósito.

Los líderes religiosos preguntaron a Juan, “¿Quién eres?” y “¿Qué dices de ti mismo?” La respuesta de Juan debe haber sorprendido a estos hombres. Juan humildemente se refiere como “la voz.” ¿La voz? ¡Qué respuesta tan extraña! Juan no se enfocó en su papel. Él se enfocó en su propósito. Él resumió el propósito de su vida en una frase. Él era la voz que Dios estaba usando para preparar la llegada del Mesías. ¿Podría usted hacer lo mismo?

A veces nos preguntan, “¿Y usted, qué hace?” Es muy común. Nuestra respuesta normal es responder con el título que tenemos en el lugar de trabajo. Si estamos estudiando, nos identificamos como estudiante de una escuela específica. Piense en las dos preguntas que le hicieron a Juan. Si quitamos su título o nivel de estudio, ¿qué frase pudiera describir mejor el propósito singular de su vida? ¿Será un propósito centrado en Dios?

Pablo da un buen ejemplo en Filipenses 3:13-14, “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado ya; pero una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante; ¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!” Note la frase “pero una cosa sí hago.” Es una frase poderosa.

Pablo rehúsa vivir en el pasado. Él rehúsa creer que su vida pasada controlaba el resultado de su futuro en Cristo. Pablo se esforzó grandemente para enfocar su vida en las recompensas espirituales apartadas para los que tienen la meta de ser más como Cristo. Pablo usó toda su fuerza para proclamar el evangelio y reflejar el carácter de Jesús.

Repase:  Abra su Biblia y lea Filipenses 3:12-21

Reflexione:  Considere lo siguiente: ¿Cómo puedo resumir el propósito de Dios para mi vida en una frase? ¿Qué se requiere de mí?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.

No soy

“Éste es el testimonio de Juan. Cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntaran: ‘Tú, ¿quién eres?, Juan confesó, y no negó, sino que confesó: ‘Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ‘Entonces, ¿qué? ¿Eres Elías?’ Dijo: ‘No lo soy.’ ‘¿Entonces eres el profeta?’ Y él respondió: ‘No.’ ” (Juan 1:19-21)

¿Alguna vez alguien lo ha confundido con otra persona? Usted se parece mucho a un familiar o a un amigo del pasado. Ellos se acercan y preguntan, “¿Usted no es ___________________?” Usted responde, “No, no soy.” Si le preguntan una segunda vez, pero con más fuerza, usted sonríe graciosamente y repite las palabras, “No, no soy.”

Sin duda muchos estaban confundidos acerca de Juan el Bautista. Ellos sabían que Juan era un profeta de Dios. Su mensaje fue directo y emocionante. Las personas querían saber si Juan era el Mesías. A veces la mejor manera de describirse a sí mismo, es explicar quién no es.

Juan no estaba tratando de esconder su identidad, pero sí quería aclarar quién no era. Él explicó, “Yo no soy el Cristo.” Juan vivió en el desierto y comió toda clase de animales, pero no era loco. Aunque el profeta Elías llegaría antes de la segunda venida de Cristo, Juan dijo claramente, “No lo soy.” Juan aclaró que no era Elías. “El profeta” en este pasaje apunta a Jesús. Juan aclaró que él no era el profeta.

Es bueno para nosotros saber quiénes no somos. Como Satanás desea esclavizarnos al pasado, es importante recordarnos de quién no somos. También nos ayuda saber quiénes ya no estamos tratando de ser. Considere el leer estas cinco declaraciones en voz alta para recordarle:

1. “No soy la misma persona hoy que fui antes de aceptar a Cristo.”
2. “No soy un esclavo al pecado. Ahora soy un esclavo de Jesús.”
3. “No soy un mentiroso. No voy a mentir o manipular a otros.”
4. “No soy famoso, pero sí quiero que Jesús sea glorificado en mi vida.”
5. “No soy un producto de mi pasado. Soy el producto de la cruz.”

Repase:  Abra su Biblia y lea Romanos 11:25-27

Reflexione:  Considere lo siguiente: ¿Le he permitido a mi corazón estar parcialmente endurecido? ¿Estoy tratando de ser alguien que no soy? ¿Cuál declaración es más difícil aceptar para mí?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.

Gracia y verdad

“Juan dio testimonio de ella, y clamó diciendo: ‘De ella es de quien yo decía: Viene después de mí, pero es anterior a mí; porque ya existía antes que yo.’ Ciertamente de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo vio jamás; quien lo ha dado a conocer es el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre.” (Juan 1:15-18)

¿Cuáles diría la gente que son las dos mayores características suyas? Posiblemente dirían que es “divertido y alegre” o “cariñoso y suave.” Para otros es “aventurero e intrépido” o “tranquilo y amable.” Pero piense en las implicaciones cuando describen a alguien con las palabras, “gracia y verdad.” Estas calidades son poderosas para considerar.

Jesús es la encarnación completa de gracia y verdad. Él es la plenitud de la gracia y la plenitud de la verdad. Jesús es la fuente de toda gracia y la fuente de toda verdad. Mientras más conocemos a Jesús, más podemos permitir que la gracia y la verdad fluyan a través de nuestra vida.

La gracia es, esencialmente, el favor de Dios. Es el desbordamiento de la bondad de Dios hacia nosotros. La gracia no es algo que merecemos. Cuando Dios decide dar favor es completamente Su deseo. La gracia no es algo que ganamos o algo que podamos comprar. La gracia de Dios hacia nosotros es expresada en abundancia a través de Jesús.

La verdad tiene que ver con lo que es real. La verdad puede ser probada. Es como son las cosas. La verdad es irrefutable. No siempre nos gusta la verdad. No siempre queremos aceptar la verdad. La madre que dice, “Mi hijo es un ángel” pero rechaza aceptar la verdad que su hijo fue grabado en video robando algo en la escuela, no está aceptando la verdad.

Jesús está lleno de gracia y lleno de verdad. Sabemos que nuestra vida está bien alineada con Dios cuando la gracia y la verdad fluyen libremente. En vez de juzgar rápidamente cuando otros pecan, la gracia debe ser nuestra primera respuesta. La gracia debe servir como nuestro filtro. La verdad es igual de importante. La gracia nunca sacrifica a la verdad ni la verdad sacrifica a la gracia. Gracia y verdad.

Repase:  Abra su Biblia y lea Efesios 2:8-9

Reflexione:  Considere lo siguiente: ¿Estoy extendiendo la misma gracia a otros que Dios me ha extendido a mí? ¿Por qué sí o no?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.