Gracia y verdad

“Juan dio testimonio de ella, y clamó diciendo: ‘De ella es de quien yo decía: Viene después de mí, pero es anterior a mí; porque ya existía antes que yo.’ Ciertamente de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo vio jamás; quien lo ha dado a conocer es el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre.” (Juan 1:15-18)

¿Cuáles diría la gente que son las dos mayores características suyas? Posiblemente dirían que es “divertido y alegre” o “cariñoso y suave.” Para otros es “aventurero e intrépido” o “tranquilo y amable.” Pero piense en las implicaciones cuando describen a alguien con las palabras, “gracia y verdad.” Estas calidades son poderosas para considerar.

Jesús es la encarnación completa de gracia y verdad. Él es la plenitud de la gracia y la plenitud de la verdad. Jesús es la fuente de toda gracia y la fuente de toda verdad. Mientras más conocemos a Jesús, más podemos permitir que la gracia y la verdad fluyan a través de nuestra vida.

La gracia es, esencialmente, el favor de Dios. Es el desbordamiento de la bondad de Dios hacia nosotros. La gracia no es algo que merecemos. Cuando Dios decide dar favor es completamente Su deseo. La gracia no es algo que ganamos o algo que podamos comprar. La gracia de Dios hacia nosotros es expresada en abundancia a través de Jesús.

La verdad tiene que ver con lo que es real. La verdad puede ser probada. Es como son las cosas. La verdad es irrefutable. No siempre nos gusta la verdad. No siempre queremos aceptar la verdad. La madre que dice, “Mi hijo es un ángel” pero rechaza aceptar la verdad que su hijo fue grabado en video robando algo en la escuela, no está aceptando la verdad.

Jesús está lleno de gracia y lleno de verdad. Sabemos que nuestra vida está bien alineada con Dios cuando la gracia y la verdad fluyen libremente. En vez de juzgar rápidamente cuando otros pecan, la gracia debe ser nuestra primera respuesta. La gracia debe servir como nuestro filtro. La verdad es igual de importante. La gracia nunca sacrifica a la verdad ni la verdad sacrifica a la gracia. Gracia y verdad.

Repase:  Abra su Biblia y lea Efesios 2:8-9

Reflexione:  Considere lo siguiente: ¿Estoy extendiendo la misma gracia a otros que Dios me ha extendido a mí? ¿Por qué sí o no?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.