Abrazando la luz

“En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.” (Juan 1:4, NVI)

¿Se recuerda de niño cuándo, por primera vez, llegó a entender que la luz en el refrigerador no siempre se quedaba encendida? Sabía que el bombillo iluminaba bien cuando la puerta estaba abierta, pero tenía duda si se mantenía encendido cuando la puerta se cerraba. Si usted era bien curioso, este dilema estaba presente en su mente por varios días. Se preguntaría, “¿Qué tiempo dura este bombillo? ¿Qué sucede con la comida en la oscuridad? ¿Puedo encontrar criaturas extrañas si tuviera una linterna?”

El Apóstol Juan dedica tiempo considerable para contrastar la vida y la muerte, la luz y la oscuridad. Él deseaba que su audiencia entendiera claramente que Jesús es la vida, la luz del mundo. Jesús no es solamente la fuente de vida, sino también el distribuidor de vida. Jesús es la luz del mundo. A través del poder de Su presencia, Jesús distribuye vida en un mundo lleno de oscuridad, dolor y falta de esperanza.

Jesús, la luz de vida, es la luz verdadera. No había trucos o promesas vacías. Jesús cumplió con cada palabra. Él trajo libertad a la esclavitud espiritual. Él trajo sanidad a los quebrantados de corazón y descanso para los que estaban cansados de controlar su propia vida. Jesús dijo, “Mientras que estoy en el mundo, soy la luz del mundo” (Juan 9:5). La vida de Jesús debe ser aceptada y acogida. Jesús dijo, “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

La vida de Jesús era exactamente lo que se necesitaba hace 2,000 años y es exactamente lo que las personas necesitan hoy para liberarse de su mundo de pecado, quebrantamiento y desesperación. Juan escribe, “La Palabra le dio vida a todo lo creado, y su vida trajo luz a todos. La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad jamás podrá apagarla” (Juan 1:4-5, NTV). Como un creyente en Cristo, ahora usted tiene la luz de vida viviendo dentro de usted. Acoja la luz y viva en la luz. Deje sola la oscuridad.

Recuerde, en Cristo, usted es la sal y la luz de la tierra: “Ustedes son la luz del mundo…Tampoco se enciende una lámpara y se pone debajo de un cajón, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en casa. De la misma manera, que la luz de ustedes alumbre delante de todos, para que todos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos” (Mateo 5:14-16).

Repase: Abra su Biblia y lea Juan 12:46

Reflexione: Considere lo siguiente: ¿Qué parte de mi vida se está deslizando hacia la oscuridad? ¿Qué puedo hacer para detenerlo?

Responda: En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.